Josías se marchó de casa, no sin antes jurarse así mismo hacer pagar a Ellie su rechazo, mientras que Ellie le juraba a Sandro qué esa amarga visita no volvería a suceder.
.
.
.
La tarde caía sobre la ciudad con ese aire espeso de verano que dejaba todo más lento. Ellie caminaba por el campus de la universidad, con sus carpetas en brazos, deseando que el día acabara. A pesar del clima, su mente estaba helada: Sandro seguía sin hablarle aún cuando ella le había prometido que nunca más volvería a ocultarle alguna cosa.
Lo había intentado todo… mensajes, llamadas, incluso fue a su oficina, pero nada, no había respuesta de Sandro. Se iba muy temprano por la mañana y llegaba muy de noche, ya cuando ella estaba dormida. Había pasado de dormir en la misma cama a dormir en habitaciones separadas, por lo que verlo se había vuelto una misión imposible.
Estaba triste, lo extrañaba, extrañaba dormir en su brazo y sentir su calor; extrañaba su voz, sus pláticas; todo de Sandro le hacía falta