Serena se encontraba dormida, cuando con los primeros rayos del sol despertó y vio una silueta que le produjo malestar.
- ¿Qué? ¿Qué haces aquí? –dijo ella apenas abriendo los ojos.
- Realmente me preocupé por ti… Por un momento creía que se me moría la gallina de los huevos de oro. –dijo el hombre parándose a su lado.
- ¿Preocuparte? Ja, tú no te preocupas por nadie… -dijo Serena con ironía.
- ¡Es verdad! Pero si te mueres, ¿quién me ayudará con mi plan…?
- Ve y búscate a mi tía, ella fue quien acepto, yo no. –dijo Serena de manera tajante.
- ¿Por qué eres tan necia? ¿Acaso aún le guardas fidelidad a Alejandro? ¿Después de todo lo que ha hecho contigo? -preguntó Sergio al ver la renuencia de la mujer.
- Lo que haya sucedido entre él y yo, no es asunto tuyo.
- ¡Lo es! Más ahora que está con quien podría ser mi futura esposa.
- ¡Por Dios! Todo es por ella. ¿Por ella es por quien me estás molestando? Ya se realista, ella no va a dejar a Alejandro, tú estás muy lejos de ser el tipo de aqu