Eva terminó subiendo las escaleras para el apartamento con Sergio, tomándola de la mano.
Para él, esto ya era un trato cerrado, sabía que en poco tiempo la chica caería antes sus encantos de conquistador, sabía que esta vez, él había sido más astuto y había podido conquistar a alguien del interés de Alejandro.
La chica en verdad le atraía, pero si él quitaba el dedo del renglón, era obvio que Alejandro, encontraría la manera de conquistarla, razón de sobra por la que, desde que la conoció, no había parado de buscarla o hacer que esos “encuentros casuales” se dieran con mayor naturalidad.
- ¡Gracias por la cena! – dijo Eva al llegar a la puerta del apartamento.
- ¡No hay de qué! Ahora entra, no me voy hasta que vea que estás en casa, sana y salva. – dijo el hombre frente a ella.
Aquellas atenciones no cabía duda de que le hacían sentir un poco rara y porque no decirlo, si efectivamente, estaban generando cierta atracción de ella hacia él.
- Buenas noches… - dijo Eva, no sin antes acerca