Era evidente que Eva, no esperaba toparse con Alejandro en la habitación de su amiga. Ahora menos, se imaginaba que, él hubiera hecho una oferta a Sara que ni ella misma rechazaría.
Razón de sobra por la que, la pobre chica se tragó el discurso que tenía ensayado y tuvo que hacer de tripas corazón, para tratar de estar en el mismo lugar que aquel caballero.
- Eva, estás muy callada. ¿Acaso no es una excelente noticia?
Eva, al ver el entusiasmo de su amiga, se acercó con una sonrisa, dibujará en el rostro, besó la frente de su amiga y dijo:
- ¡Claro que estoy muy feliz por este giro! Con esto, ya no tendremos que preocuparnos por cómo cubrir las cuentas del hospital. – Dijo Eva con total sinceridad.
- ¡Ya, ya! ¡Tranquila, amiga! Si el señor Mendoza nos ayuda con esto, muchos de nuestros problemas se solucionarán. – Dijo Sara tratando de alentar a Eva. – Señor Mendoza, no sabe lo importante que es para nosotras el que usted me apoye con esto y, debe saber que el producto que apoyará, le