Tal como lo predijo Alejandro, Sergio Carrasco regresó a casa. Toda su familia lo recibió con halagos y fingiendo que no sabían el motivo de su ausencia.
Sergio lo sabía, pero poco le importaba, puesto que lo más importante para el ahora, era retomar su vida tal como la había dejado anteriormente.
Tan pronto llegó, uno de sus más fervientes lacayos, se acercó a el y le dijo que le daría un reporte de la situación actual.
Era increíble, pero aun el cuerpo de Teódulo Carrasco no había sido sepultado y Sergio ya estaba tomando control de todo el imperio Carrasco.
- ¿No es fascinante? -preguntó Sergio a su fiel lacayo Andrés.
- Dígame, señor… ¿Qué le parece fascinante?
- ¡Esto! ¡Esto es fascinante! Me he tomado unas largas vacaciones y luego de ello, regreso con otros ojos, pero, me toca verlo desde lo más alto.
- ¡Sí, señor! Usted ya estaba destinado a este lugar…
- ¡Así es! Mi abuelo, que en santa paz descanse, se va a revolcar en el infierno por su traición.
- Señor…
- Bien, dime, ¿Cómo