Eva despertó con los primeros rayos del sol, eran las 5:00 am del lunes y sabía lo que significaba. La mujer admiró a su pequeño Augusto, quien en un par de semanas cumpliría 5 años.
Todo parecía tan irreal, rápidamente habían pasado 5 años desde que su hijo llegó al mundo, parecía ayer, cuando aún tenía una enorme barriga que le impedía ver sus pies.
Actualmente, ella vivía en Tarragona, España, trabajaba para una compañía familiar dedicada a la producción de vinos, gracias a su trabajo en Boston y, también a la guía que tuvo de quien fue su marido por un corto tiempo, Eva había conseguido un buen puesto en aquel lugar.
La vida en aquel lugar era sencilla, pero tranquila, no había dramas, no había momentos incómodos, solo había una vida junto a su hijo.
Maximiliano Mendoza junto a Melissa, de vez en cuando, visitaban a Augusto y su cumpleaños no sería la excepción.
- ¡Mami…! ¿Ya tienes que levantarte? -dijo el pequeño Augusto apenas abriendo sus ojitos.
- ¡Hola, mi vida! ¿Cómo estás,