Luego de un momento ahí en la sala de estar, la pareja decidió tomar un baño y volver a calentar lo que era el desayuno. Las cosas por ese día fueron, tranquilas, Alejandro, al notar que Eva estaba firmando la pipa de la paz, decidió que se quedaría en casa, no iría más a la oficina, lo que tuviera que terminar, lo podía hacer desde Nueva York.
Eva sintió que la tranquilidad regresaba a su vida, sabía que ese viaje lo haría sí o sí, pero antes debía ir a ver a Sara. Ella sabía que su amiga ya estaba recuperándose y que su negocio iba viento en popa, pronto sería dada de alta y Alejandro le había comentado que tendría una enfermera que la cuidaría cuando esta fuese a casa, además claro, de seguridad las 24 horas.
Todo ello debido a que, su exnovio seguía sin aparecer y Alejandro aún lo estaba buscando. Las razones por las que quería muerta a Sara, no las conocía, pero suponía que tenía que ver con el proyecto que estaba desarrollando con él.
- Eva, ¿quieres que salgamos a cenar? -dijo A