Eva llegó a las oficinas del Grupo Mendoza, tal como había ocurrido con anterioridad, el acceso había sido fácil, nadie le negaba nada y, tan pronto como llegó a la oficina del CEO, ella se reportó con la asistente. Esta le regaló una sonrisa, pero le dijo que en un momento más la anunciaría, ya que su jefe estaba en una importante reunión y no podía ser interrumpido.
Al escuchar aquellas palabras, Eva mantuvo lo calma, tomó asiento y esperó, rogaba porque no fuera como en la ocasión anterior. Aquello quedó descartado cuando vio a quien iba saliendo de la oficina de Alejandro.
- ¡Mira, no tendrás que ir a buscarla! ¡Ella está aquí! -dijo Maximiliano Mendoza con ironía.
Al escuchar aquellas palabras, Alejandro se levantó de su asiento y fue a comprobar lo que su padre acababa de decir.
Alejandro se asomó a la puerta y vio a quien hoy era su esposa con una mirada de incredulidad, mientras era sorprendida por la calidez del anciano Mendoza.
- ¡Bienvenida a la familia! Espero que pronto lo