28. Frente a frente II
Emilia Díaz
La puerta se cerró a mis espaldas con un sonido seco. Apreté la carpeta amarilla contra mi pecho. Eran los papeles de Divorcio que Gael me había dado minutos antes.
Frente a mí, Esteban me esperaba. Su mirada ardía con esa furia silenciosa que conocía tan bien, pero ya no me intimidaba. Lo miré de frente, sin miedo, sin culpa. No quedaba ni un resquicio de la ingenuidad con la que un día creí que era un buen hombre. Me había arrancado todo: la paz, la dignidad, incluso hurtó mi cuerpo... pero ya no.
—¿No vas a decir nada, querida esposa? —escupió con ironía, como si la palabra todavía le significara algo.
Di un paso al frente y le lancé la carpeta sobre la mesa que nos separaba, con un golpe seco que rebotó entre nosotros.
—No tengo nada que decirte, Esteban. Solo quiero asegurarme de que firmes estos malditos papeles y me dejes ser libre.
Él caminó con calma, tomando la carpeta como si tuviera todo el tiempo del mundo. Pero yo lo conocía: detrás de ese control aparente, h