15. Ella se había ido
Santiago Sandoval
Regresar a Montenegro se me había hecho eterno, pero al fin había logrado graduarme de mi carrera y era libre. Apenas hacía una semana estuve acomodando todo para poder mudarme cuanto antes. Mi madre aún insistía en que primero trabajara unos años en la Capital, tenía la esperanza de que me retractara de la decisión, pero en Montenegro había alguien que me esperaba, y yo deseaba verla otra vez. Sentir sus labios de nuevo era mi sueño de cada noche. Christa.
—¿Por qué quieres alejarte de tus padres, Santiago? Aquí tienes todo, no te falta nada —decía mi madre al verme subir las maletas a la cajuela de mi auto—. ¿Es que acaso es por una mujer?
Alcé una ceja. No era solo por Christa que regresaba a Montenegro, pero sí era la razón principal.
—¿Qué dices, mamá?
—¿Que si es por una mujer por la que se te ha metido esa loca idea de mudarte a ese pueblucho?
Sonreí y abracé a mi madre. No le contaría aún sobre Christa, pues le podría dar un infarto de la impresión. Eso lo ha