—Podemos vengarnos juntos —añadió y su voz sonó a un pacto sellado en sangre—. Pero tienes que dejar de gatear hasta el que te pisoteó.
Sus palabras la golpearon más que el rechazo de Maverik.
Katherine abrió los ojos y lo encontró mirándola con esa intensidad peligrosa, como si pudiera desnudarla con solo verla. Por un instante se odió a sí misma porque en lo más profundo quería más de esa mirada.
—Esto es solo el principio, Bambi.
Katherine apretó los labios, conteniendo un sollozo. O un gemido. No sabía cuál.
La hembra jadeaba con la respiración entrecortada, la piel ardía donde él la había marcado.
—Míralo —su voz era baja pero letal—. Míralo y entiende que él te dejó caer. Yo no.
Su mano se alzó, apretando un poco más su barbilla y obligándola a girar el rostro hacia Maverik. Sus ojos se encontraron con los de él, grises y furiosos, pero no había un solo gesto de acción.
Nada.
Solo impotencia.
Ella entendió que él nunca daría nada por ella.
Odiaba a Cassian por usarla así, por r