—No voy a hablar de esto contigo.
Katherine en un movimiento rápido, había logrado deshacerse de agarre de Cassian.
Quería escapar del calor en su piel, de la mirada que aún ardía sobre su espalda, de sí misma.
Comenzaba a asustarla el apego repentino que sentía hacia ese macho.
Pero no llegó muy lejos porque una mano de él se posó en su cintura, aunque no fue un tirón brusco y no hubo violencia. Su cuerpo se detuvo, como si esa sola mano bastara para apagar el impulso de huida.
—No has aprendido aún —susurró la voz grave y masculina detrás de ella—. No puedes correr de mí y pretender que llegarás lejos, Bambi.
El aliento de Cassian rozó su nuca haciendo que ella se tensara. No se movió, pero tampoco respiró.
Podía sentir la cercanía de Cassian, el calor de su pecho contra su espalda, su olor embriagante y poderoso.
Todo en él era demasiado.
—Suéltame —dijo con los dientes apretados luchando contra sus propios impulsos.
—Podría. Pero sería una lástima —musitó él, bajando un poco más l