Capítulo 18 – La sombra del deseo y la manipulación
En la mansión de la manada, los candelabros iluminaban la gran habitación principal con una luz cálida y dorada. El aire estaba cargado de una mezcla de perfume caro y la tensión que siempre parecía acompañar a Daren. Sentado en el borde de la cama, observaba la puerta mientras Selene se movía con precisión calculada por la habitación, su vestido de seda ajustándose a cada curva con una naturalidad que parecía ensayada.
Daren apoyó la cabeza en sus manos, el dolor aún presente en su pecho como un peso invisible. Su lobo rugía silenciosamente, recordándole cada instante, cada suspiro que había compartido con Lyra, cada roce que había significado un vínculo roto. El vacío era insoportable, pero Selene había aprendido a leerlo, a explotar sus momentos de debilidad.
—¿Estás bien? —preguntó ella, acercándose con una sonrisa dulce que escondía astucia.
—Sí —respondió él, aunque sus palabras sonaban huecas, como un eco de algo que ya no