— Vasil dijo que buscáramos lobos, así que por eso los trajimos — Contestó uno de los hombres que traía tras de sí a unos seis o siete lobos grises trotando tras de él, después de que los guardias se le quedaran mirando como bicho raro.
— ¿Cuándo dijo eso el Príncipe? — Gruñó otro, uno de los encargados de cuidar el perímetro de la propiedad — ¿Para qué querría perros aquí?
— Me dijo a mí que enviara por ellos… — Era la voz del Beta interrumpiendo la conversación de aquel par — ¿Cómo lograste que te siguieran?
— Con ingenio… y algo de olor… — Admitió.
La mayoría de los hombres lobos en el terreno de atrás de la propiedad se echaron a reír.
— No les habrás dado la impresión de que estás en celo, ¿Verdad?
Las risas prosiguieron.
— ¡Qué inmaduros son! ¡Cualquiera que los escuchara diría que ninguno ha vivido más de un siglo!
— Somos viejos, hombre, pero eso no nos ha quitado el sentido del humor…
— Sí, claro, ya lo veo — Respondió incómodo mientras seguía caminando desnudo hacia