Pov Narrador
Leina miraba en todas direcciones, tratando de encontrar a su doncella. La niebla se había vuelto tan densa que nada parecía penetrar en ella.
No se veían los árboles, ni se notaba la orilla del río. Los truenos rompen el silencio de la noche; una tormenta se aproxima.
A lo lejos, en las tierras de los Lycan, Bastian observa cómo corren de un lado a otro para sanar y limpiar las heridas del padre de Leina. Su estado es crítico y él lo sabe.
Los cielos se sacuden a su alrededor; la brisa fuerte golpea la ventana y pronto, con ella, una lluvia que arremete con furia.
—Lo siento, Bastian —escuchó la débil voz de la sacerdotisa que lucha por romper ese hechizo—. La oscuridad te ha alcanzado y no va a soltarte hasta que hayas pagado.
Él se retiró de aquel lugar, su mente divagando entre miles de cosas.
No le importaba para nada la tormenta afuera; necesitaba encontrarla, ahora más que nunca. Necesitaba reparar su error, sin importar el costo.
Deiros y Mara trata