Maeve
Estaba de pie en la sala de entrenamiento, los músculos tensos y listos, mientras esperaba a que llegara mi nuevo instructor.
La puerta se abrió con un clic suave. Mis ojos se dirigieron automáticamente hacia el sonido, esperando ver a un entrenador desconocido, pero para mi sorpresa, fue el chico que había estado viniendo a verme.
—Estoy esperando a alguien, —dije de manera cortante, mi tono claramente mostrando que no estaba de humor para juegos o malentendidos.
—Lo sé, —respondió él con una calma desconcertante y, sin previo aviso, avanzó hacia mí en una clara intención de ataque.
Mi cuerpo respondió al instante. Bloqueé su primer movimiento, un golpe rápido y corto hacia mi cara, con el antebrazo, sintiendo el impacto vibrar a través de mis músculos. Él no se detuvo, y sus movimientos se volvieron más rápidos, más agresivos, como si estuviera determinado a probarme.
Giré sobre mis talones para esquivar un gancho dirigido a mi cabeza y contraataqué con una patada baja a sus p