La celebración seguía de manera maravillosa, —me alejé un poco para alimentar a mi hijo—. Nadina se llegó a mi lado para alimentar también a su luchadora. —La fiesta se estaba iniciando, Alejo ya estaba subiendo a la tarima.
—Esto apenas comienza y mis pies ya quieren estar en la cama. —solté la carcajada ante el comentario—. ¿Dónde se apagarán las pilas de mi suegro?
—Julián me trajo la silla de ruedas. Y a pesar de que no lo deseaba, desde hace un par de horas se volvió mi aliada. Por momentos me duele la operación y este bebé pesa mucho.
—Deacon está inmenso. —Nos miramos—. Cumplimos una promesa más amiga. ¿La recuerdas? —Arrugué la frente y luego afirmé.
—Juramos casarnos con respectivamente nuestros esposos.
—En una boda juntas. —Cada una acarició a su hijo.
—Gracias, Nadi, por tan bonita amistad. Por estar a mi lado cuando lo necesito. —Le dije.
—Y tú por darme los sermones que siempre necesité. Me siento feliz, Adara. Agradecida, realizada y amada.
—Eso es bueno saberlo.
Coment