Uno mismo se arruina la existencia cuando permite que el orgullo sea quien gobierne nuestra vida. Cuando permites que se avive el sentirse traicionado. Yo permití que él creyera algo equivocado, y me dolía que pensara que era capaz de atentar contra la vida de mi propio hijo aún a sabiendas de que era producto del inmenso amor que le tenía. Ahora él iba a casarse… Ya no me sentía conforme con lo que vivía, ya me cansé de ser siempre la última en las prioridades de su vida, así me diga lo contrario y pronuncie la palabra te amo. Sus actitudes no me lo demuestran, aunque suele decirme mira mis actos. No podía seguir esperando a que me regalara minutos de su tiempo. A lo mejor él no nació para tener una vida de pareja, y yo no tenía por qué sacrificarme. El problema era que estaba embarazada y él no quería…
Leer másNadina
Llegamos de la reunión de Blanca, ya no podía seguir ocultándole a Eros que estaba embarazada.
—Divina, ¿quieres cenar? —Le sonreí, me miró y suspiró—. Mientras preparo la cena, ¿podemos hablar? —mi corazón comenzó a latir más de prisa.
—Claro.
—Vi la invitación que te hicieron para presentarte en la galería de Nueva York.
—Sí. —Aún no había decidido.
Esa preciosa sonrisa me desarmó. Lo amaba, jamás lo negaré, pero yo quería más. Necesitaba sentirme importante para él y no su última opción.
—Nadina…
—Sí. —Me observaba.
—Sí, estarás en la galería, o sí debemos hablar. Desde hace un mes no hemos estado juntos, me evades y eso ya me preocupa.
Tenía razón, ya se me notaba el vientre y con lo demandante que podía llegar a ser en temas íntimos, temía que le hiciera daño, hasta ahora mi hijo se desarrollaba de manera perfecta, y sus turnos en la clínica fueron los que me había salvado. Puso el agua para hacer pastas. Sacó el atún y el tomate para hacer la salsa.
—Eros… yo…
No pude hablar, se me hizo un fuerte nudo en la garganta. En el fondo tenía mis motivos, porque no me embaracé en común acuerdo. Yo tomé esa decisión en contra de su voluntad… El padre tuvo razón en su comentario cuando le conté.
—Padre, se enojará ¿cierto?
—Nadina, no sé si mis palabras te den una respuesta, pero te contaré lo siguiente. Ahora existe el derecho de la mujer, en que ella es quien decide tener o no al hijo. Según ese derecho social, y perdona que sea tan intransigente en este tema. Pero yo soy un promotor del matrimonio, la vida, la familia y el perdón.
» Continuando a lo que quiero decirte, tú tienes el derecho de abortar.
—¡Eso jamás lo haré!
—Es agradable escuchar eso, así no condenarás tu alma. Cuando la mujer decide tomar la única opción viable al darle continuidad a una vida ajena a la suya, pero el padre no responde, él es el malo, y toda la campaña hacia ese tema no habla de que el hombre no decide por ti. Si tú no quieres tener un hijo te cuidas, pero si quieres ser madre dejas de hacerlo. Entonces, ¿por qué toda la culpa es del hombre?
» Y no lo tomes por el lado de machismo, no tiene nada que ver con eso. Cuando se tiene relaciones los dos implicados están conscientes de las consecuencias que ese acto produce, y ese es la concepción de un nuevo ser. Y es responsabilidad de los dos cuando se tiene una vida íntima activa cuidarse, uno de los dos o los dos al tiempo, pero la mujer y el hombre deciden.
» Cada caso es individual, pero en tu caso, que sabías la postura de Eros, no lo respetaste, tomaste la decisión de dejar de cuidarte y no se lo notificaste. ¿De quién sería la culpa?
—No le sigo.
—Si me sigues, hija. Hay muchos hombres que no quieren ser padres, pero llegan mujeres como tú, decididas a ser madres y solo dejan de cuidarse para quedar embarazada. —Me sentí tan mal ante la verdad—. Y ya no puedes remediar lo que acabas de crear para ti misma.
» Eros tiene mucho que aprender, hasta los genios de la medicina tienen sus errores. Pero pasaste por la voluntad de él. Entonces, en este caso Eros no es el malo, la irrespetuosa en esta situación fuiste tú.
—Deseo formar una familia.
—¿Eros no? —bajé la mirada y afirmé—. Si no sabes las razones de su negativa, pregúntaselas. Y si viniste a pedirme consejo, te sugiero que le digas la verdad y aguantes un poco su malestar al inicio.
—¡Nadina!, Ahora con que me vas a salir, ¿mi cambio no es suficiente?
—No es eso, pero sigo estando en lo último de tu lista.
—¡No digas mentiras! El no pasar diciéndote cada cinco minutos que te amo no quiere decir que estés en lo último de mi lista. —Se acercó y acunó mi rostro—. Acepté el que daba por hecho algo que siempre ha sido, corregí ese error. —Esos ojos negros se oscurecieron más, su nariz acarició la mía—. Eres Divina. Siempre he sido tuyo, Nadina. Solo mira mis actos y te darás cuenta.
Su boca se apoderó de mis labios, su lengua profanó la mía y por un segundo me dejé llevar por esa sensación de ser amada, el problema era que solo me sentía amada de esta manera, cuando me hacía el amor, del resto su carrera, los pacientes, sus investigaciones, la clínica, el laboratorio, las conferencias, las actualizaciones, todo, todo era primero y yo quedaba en lo último.
—Voy a aceptar la exhibición de arte. —afirmó.
—Perfecto, te visitaré los fines de semana, ¿te parece? —volvió a besarme y su mano pellizcó uno de mis pezones—. ¿Te están creciendo los senos?, terminaré la cena.
Media hora después ponía los platos en el comedor, me sirvió una copa de vino que decliné y tomé agua.
—¿Te sientes bien? —afirmé—. No recibiste cerveza, te noto pálida, amor, si quieres mañana nos vamos a la clínica y te haces unos chequeos. Hay que descartar cualquier enfermedad.
—Eros tengo algo importante que decirte.
Ya empecé a hablar y en ese momento sonó su celular, me hizo señas de espera y al contestar…
—¡El paciente reaccionó! —sus ojos brillaron, se levantó, dejó su comida en la mesa, tomó las llaves de su carro—. En veinte minutos estaré ahí. No te preocupes Amelia, siempre les he dicho que me informen sobre dichos milagros. Nos vemos en un rato. —Y esa era la razón por la cual ya no quiero luchar por nuestra relación. No pude evitar que las lágrimas salieran. Llegó a mi lado—. Regreso en un rato, amor. ¿Por qué lloras?
—Te dije que tenía algo importante por decirte.
—Me lo dices después, Divina. —besó mi frente—, despertó un hombre en coma desde hace un año, mi medicamento puede estar dando resultados.
Todo lo relacionado con la medicina era su pasión, el resto no tenía el mismo valor, y no era un hombre malo, me alegra verlo crecer en su rama médica. Pero… ¿Dónde quedo yo? —me quedé sola—. Comí por qué debía hacerlo, pero las lágrimas salían y salían, esto no era bueno para mi bebé.
Acaricié mi vientre, una vez con el plato vacío recogí la mesa, lavé la loza, guardé la comida de Eros en la nevera, cuando él regrese se la comerá. Sea la decisión que sea, y pase lo que deba pasar. —acaricié mi vientre.
—Mañana tu papá sabrá de ti.
Me senté al borde de la cama, las lágrimas volvieron, sé lo que esto significaba, era una traición, no solo ante los ojos de Eros… Lo conozco tan bien, no negará a su hija o hijo, no lo rechazará. Pero ante él destruí la confianza y un juramento de hace años. «No ser inconscientes al traer hijos al mundo, debemos hacerlo bajo acuerdo mutuo.»
Después de calmarme, me di un baño para tranquilizar mis nervios, al verme en ese enorme espejo vi que era cierto, mis senos se veían más grandes y ya tenía el vientre abultado.
» Te amo mi amor. Pase lo que pase, eres mi bendición. Pero vamos a quedarnos por un tiempo solo tú y yo.
Me puse la bata de dormir, era una de las que le gustaba a Eros. Saqué la maleta y comencé a guardar la ropa para el viaje. Mañana temprano mandaré mis últimas obras, las que había realizado en estos tres meses, tenía dos exposiciones, mientras transcurrían las dos exposiciones, me quedaré en Estados Unidos.
No tenía idea de cómo terminen las cosas mañana. Supongo que en manos de Dios y que sea como debe de ser, asumiré mi culpa. Una vez con todo empacado, puse la maleta a un lado, ni cuenta se dará, lo apuesto. Y dependiendo de cómo termine nuestra charla, Me voy enseguida, espero continuemos juntos. Me acosté, puse mi mano en el vientre y acariciándolo me quedé dormida.
La celebración seguía de manera maravillosa, —me alejé un poco para alimentar a mi hijo—. Nadina se llegó a mi lado para alimentar también a su luchadora. —La fiesta se estaba iniciando, Alejo ya estaba subiendo a la tarima.—Esto apenas comienza y mis pies ya quieren estar en la cama. —solté la carcajada ante el comentario—. ¿Dónde se apagarán las pilas de mi suegro?—Julián me trajo la silla de ruedas. Y a pesar de que no lo deseaba, desde hace un par de horas se volvió mi aliada. Por momentos me duele la operación y este bebé pesa mucho.—Deacon está inmenso. —Nos miramos—. Cumplimos una promesa más amiga. ¿La recuerdas? —Arrugué la frente y luego afirmé.—Juramos casarnos con respectivamente nuestros esposos.—En una boda juntas. —Cada una acarició a su hijo.—Gracias, Nadi, por tan bonita amistad. Por estar a mi lado cuando lo necesito. —Le dije.—Y tú por darme los sermones que siempre necesité. Me siento feliz, Adara. Agradecida, realizada y amada.—Eso es bueno saberlo.Coment
ErosEsperaba a mi esposa con mis dos hijas arregladas, eran todas unas princesas. No era porque sean mis hijas, pero eran preciosas. Ivette cada día demostraba avances con el nuevo medicamento. Su hermanita sin duda fue su salvadora; aun así, yo seguiré trabajando. A la sala llegó Nadina en un hermoso vestido azul cielo. Estaba casado con la mujer más bella del mundo.Hace tres días me sinceré con ella ante la situación de mis hermanos. Ahora salieron de la cárcel y Ernesto volvía a estar entre nosotros. Como Alexey y el resto. Sin embargo, ante la confirmación de mis sospechas por la confesión de mi hermano, recordé las palabras de mi mujer:«Eros, debemos de comprender algo muy importante, y es que no son hermanos de sangre. Partiendo de ese hecho ya será una lucha moral, además de una lucha entre ellos mismos. Sentirán vergüenza con la familia. Me dijiste que no han pasado a intimar. Todo lo sucedido en mi vida sirvió para enseñarme, por eso debemos esperar un poco y tomar las dec
AdaraEn ese momento comprendí todo el peso que había estado cargado a su espalda, sin quejarse. Julián se había mantenido firme. Yo me la pasé quejando, en vez de ser de ayuda, mientras él con su valentía no solo batallaba con mantenernos con vida, sino comprender mi infantil histeria. Una vez terminé la cena a las cinco comimos, no lo habíamos hecho desde la mañana. Recogimos y lavamos lo que ensuciamos en el riachuelo. Seguíamos sin decir nada. Apagó el fuego, nos encerramos en la carpa, había hasta un colchón inflable, en ese momento exploté.—Discúlpame. —Me puse a llorar—, me he quejado todo este tiempo…—Es tu modo de enfrentar el estrés, a mí me da mal genio y suelo ser grosero, pero esta vez te entendí. —¿Cómo nos van a encontrar aquí? Estamos alejados del río.—Adara, escúchame. Mañana regresaremos al río, caminaremos hasta las dos o tres de la tarde de nuevo, luego ingresaremos a la selva para buscar un lugar idóneo donde hacer lo que hicimos ahora. En las noches no nos v
AdaraDesperté, estaba oscuro, aunque había una luz encendida. Al reparar la habitación, la luz provenía del baño encendido, en el amplio mueble a un lado de la cama. Se veía a Julián con nuestro hijo en su pecho con una manta. —Y eso me dio una gran alegría, porque todo salió bien, mi hijo se encontraba vivo y yo también.Recordé lo sucedido al ingresar al quirófano, por el susto y la impresión, se subió un poco la presión, y antes de presentar un cuadro de preeclampsia sacaron a mi hijo. Solo me aferré a la esperanza de vivir al lado de ese pequeño, quien vino a llenarme la vida de sueños. Cuando escuché su llanto, lloré con él.Antes de dormirme, Eros me lo puso en el pecho y le di un beso en su cabecita. Ahora por fin podía tenerlo, a pesar de todas las adversidades, aunque tendré más hijos, todos los que el corazón quiera escoger. Eros miró mis signos y al verme se llevó a Deacon. Una enfermera lo cargó. Mi amigo sonrió.—Hijo de tigre sale pintado. Este muchacho es Abdala donde
Mis familiares me miraban y ante mi desesperación mi cuñado habló.—Saldrán bien.No dije nada, mi hermanita tomaba mi mano, sonó el celular, era Leonardo, se lo entregué a Santos, quien se alejó para hablar, lo vi hacerle señas a David.—Maco, si llegamos a perder a Deacon… Adara se muere.—Ese bambam estará muy bien. Emmanuel dijo: si llegaba a adelantarse el parto, el peso del bebé le permitiría aguantar. Por mucho sería un bebé canguro. Deja ese pesimismo, lo único bueno de todo es que en la triple boda ustedes tendrán a mi sobrino cargado. —Le di un beso en la frente. Nos abrazamos.—Gracias por estar aquí.—Te cuento un secreto, por favor no le digas a Santos. Ese será uno de los regalos de bodas.—No salgas con algún regalo obsceno, qué, aunque sé la intimidad entre esposos no quiero esos detalles en mi mente de lo que hace mi hermanita. —recibí un manotazo.—¡Idiota! —Luego me abrazó, en un susurro, dijo—: vas a ser tío.—¡¿En serio?!—¡No hagas escándalo! Con esa cantaleta to
JuliánEn verdad quería regañar y hasta insultar a Adara, pero su estado impidió enojarme, no podia aumentar a sus nervios una ofensa de mi parte porque sería perjudicial, tenía que calmarme, tranquilizarme, aunque la preocupación iba en aumento. Sin embargo ¡Justo hoy se le da por ser una insensata!Saqué lo primero del closet: una sudadera, un par de medias, los tenis y una camiseta. Ojalá, Leonardo ya la se encuentre siguiéndola. Cuando regresó de merendar, los vigilantes le informaron de la salida, de hecho. Fue él quien me despertó. Menos mal ya él se había adelantado. Salí del ascensor corriendo, medio saludé topándome con dos guardaespaldas.—Señor. Lo lamento.—Luego hablamos.No iba a enojarme cuando yo mismo les dije que podían merendar porque cuidaría a mi mujer, ni yo pude hacer esa tarea bien. Al percatarme los dos muchachos corrían detrás de mí. Al menos Adara no estaba lejos, el problema era la loca de Xiomara, una vez más me reproché por meterme con esa loca.Habíamos
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