Capítulo 114. La Última Máscara.
**Juan José**
La luz de la habitación era tenue, cuidadosamente calibrada. La cámara estaba encuadrada en un plano cerrado, lo justo para que se viera mi rostro, una manta sobre los hombros, un fondo sin identificar. El sonido de fondo: un ventilador viejo, apenas perceptible, que daba la sensación de encierro. De precariedad.
Tenía barba crecida. La piel ojerosa. El cabello más largo de lo habitual. Cada detalle, cuidadosamente planeado.
La cámara grababa.
Inspiré.
Y comencé.
—Hoy no les hablo como empresario. No les hablo como heredero. No les hablo como el hombre que conocieron por los escándalos. Hoy les hablo como hijo.
Pausa.
Bajé la mirada. Respiré con dificultad. De esos silencios que cortan.
—Mi madre, Beatriz De la Espriella… ha muerto.
La voz se me quebró, con precisión calculada.
—No tengo acceso a un funeral. No puedo abrazar a mis primos. No puedo sostener la mano de nadie. Porque estoy encerrado en una prisión extranjera, pagando por errores que aún están por juzgarse.