**Alejandro**

El sol apenas comenzaba a colarse entre las cortinas cuando sonó el teléfono. Valentina dormía profundamente a mi lado, una mano sobre mi pecho, como si de algún modo protegiera lo que quedaba de mí. De nosotros.

Vi el nombre de Camilo en la pantalla. Contesté de inmediato.

—¿Estás con Valen? —fue lo primero que dijo.

—Sí, ¿por?

—No la sueltes —dijo—. Juan José mató a Beatriz.

No entendí de inmediato. Me quedé en silencio, el corazón latiendo tan fuerte que me dolía la garganta. Luego lo escuché, claro, como un cristal rompiéndose dentro de mí.

—¿Qué… qué dijiste?

—La mató. En su casa. No dejó rastros. Solo una escena sangrienta. Es definitivo, Alejo. Esto ya no es un juego. Nos quiere quebrar del todo.

Volteé a mirar a Valentina. Seguía dormida. Ajena. Inocente por un instante más. Quise dejarla así. Pero ya no había más refugios.

—Gracias por decírmelo. Haz lo que tengas que hacer, Cami.

Colgué. No podía respirar.

La toqué con cuidado.

—Valen… amor. Despierta.

Sus ojos