Capítulo 112. La Última Línea.
**Camilo**
El timbre del celular sonó a las 6:47 de la mañana. No era una hora para buenas noticias.
Me senté en la cama de golpe, con el pecho apretado. Laura dormía aún, su respiración acompasada, pero yo ya sabía —en la médula, en la nuca— que ese timbre anunciaba una pérdida.
—¿Sí? —contesté.
—Señor De la Espriella —la voz al otro lado era de la administradora del edificio donde vivía Beatriz—. Lo lamento… la señora no ha respondido desde anoche. Su empleada entró con la llave de seguridad y… la encontró en el suelo del salón. Inconsciente. No respira. Hay… mucha sangre.
Me congelé.
No por la información. Sino por la certeza.
—¿Llamaron a emergencias?
—Ya llegaron. Pero… dijeron que está muerta.
No recuerdo colgar.
Solo recuerdo pararme. Ir hasta la ventana. Y sentir, por primera vez desde que empezó esta cacería, que el enemigo ya no estaba jugando.
Juan José había cruzado el umbral.
Mató a su madre.
No fue impulso. No fue locura. Fue un mensaje. Un símbolo. Un último corte de ra