Mundo de ficçãoIniciar sessãoLa alianza forjada en el barro y el deseo era una cosa extraña, silenciosa. Tras la huida de Blandini, Elio y Mar no se quedaron en las ruinas jesuíticas. Ese lugar olía a derrota, a la vieja manada. Elio, en un acto simbólico de ruptura con su propio pasado, los guio hacia el sur, estableciendo un nuevo y temporal campamento en la desolación de los campos que se extendían hacia la Patagonia.
«Si Blandini planea encontrarnos, que le cueste el intento».Pasaron días en una quietud casi meditativa. Él, curando sus heridas, la furia de la batalla reemplazada por una concentración introspectiva. Ella, explorando los límites de su nuevo poder, lejos de los ojos de Selene o Florencio. El océano de su interior ya no era una tormenta caótica; era una marea profunda, poderosa, que aprendía a obedecer la atracción de su propia y naciente luna.No hablaban mucho






