La decisión, una vez tomada, se movió con la velocidad de un incendio forestal. La inacción que los había paralizado fue reemplazada por una actividad febril y silenciosa. Salir de la cabaña ya no era una huida, era una infiltración. Un movimiento táctico para posicionarse en el centro del tablero enemigo.
Florencio se encargó de la logística, su mente de estratega volviendo a la vida. A través de Giménez, organizó una operación de extracción que era una obra maestra de sigilo y desinformación.—Necesito un apagón —le dijo por el comunicador, su voz un susurro de órdenes precisas—. Un "fallo" en la red eléctrica de toda la zona sur de Mar del Plata. Desde Chapadmalal hasta el puerto. Quiero que dure exactamente treinta minutos, a partir de las tres de la madrugada. Y quiero un vehículo limpio, sin matrículas, esper&aa