028. Acorralada Contra el Fuego
La certeza de una amenaza compartida no trajo consigo una alianza. Trajo una nueva y más peligrosa forma de encierro. El aire en la cabaña se volvió irrespirable, denso por el miedo al depredador de afuera y la desconfianza del depredador de adentro.
Selene observaba a Florencio. Veía la forma en que su cuerpo, incluso en la quietud, vibraba con una energía contenida. Ya no era solo el político calculador o el cazador eficiente. Ahora había algo más en su mirada. Una sombra. El eco de ese frío que había sentido en el bosque. Él también lo había sentido. Él también tenía miedo, aunque su orgullo jamás se lo permitiera admitir.
Y ese miedo lo hacía más impredecible.
—Voy a preguntártelo una última vez, Luna —dijo él, su voz controlada, pero con un filo de urgencia que no pudo ocultar—. Sin rodeos. Sin poesía barata. ¿Qué es eso que está ahí afuera? ¿Y qué carajo sos vos?
Selene levantó la barbilla, el desafío brillando en sus ojos azules. Estaba cansada de las preguntas, cansada de s