Aleksandr
Quiero tomarla, llevarla, guardarla.
Pero este lugar no obedece a mis reglas. Se burla de la fuerza, del control, de la sangre.
Solo quiere la verdad.
Y la mía...
Es que ella es más que todo lo que he conocido.
Que estoy dispuesto a arder con ella.
O sin ella.
Pero no a traicionarla.
Aprieto los dientes. Extiendo la mano.
— No soy un dios. Pero la elijo. De nuevo. Hasta el final.
Y allí...
El vacío ruge.
Yvi
Él ha dicho lo que no me atrevía.
Lo que temía.
Me giro hacia él. Está borroso. Descompuesto. Brillante.
Pero es real.
Y yo...
No quiero irme más.
Entonces extiendo la mano.
Dejo que el fuego dentro de mí se abra una última vez.
No para destruir.
Sino para crear.
No quiero ser un recuerdo.
Quiero ser la primera de mi nombre en regresar.
Y él... mi primer mundo.
La voz susurra de nuevo, casi sorprendida:
— ¿Te niegas al olvido? ¿Te niegas a la paz?
Respondo:
— Me niego a desaparecer sin él.
Y el cielo, durante tanto tiempo mudo, se quiebra.