Yvi
La luz me ciega un instante. Luego el mundo grita.
El suelo se derrumba bajo sus pies. Los espectros titubean, gritan sin boca, rasgan el aire con sus garras invisibles. Mi invocación los golpea de lleno, rasga los velos entre los mundos. No es un hechizo. Es un juicio. Un castigo. Una última ofrenda.
— Tenebrae Lux.
Las palabras no salen de mi boca. Desgarran mi garganta. Laceran mis entrañas. No están hechas para los vivos. Son palabras de creación. De fin. Siento mis huesos quebrarse. Mi sangre silba. Mi mente se agrieta. Pero sigo.
Debo seguir.
Detrás de mí, luchan. Aleksandr es un torbellino de sombra y rabia. Soren maneja sus cuchillas como una danza sangrienta, los ojos locos, como si quisiera arrancarle a la muerte todo lo que he dado. Kael recita, las manos apoyadas contra la tierra, anclándose para no hundirse. Lyam se queda cerca de mí. No retrocede. Incluso cuando me vuelvo incandescente.
Aleksandr
Ella arde. Ella arde. Y no puedo hacer nada.
Todo lo que he constru