Yvi
Su mirada se endurece. Me evalúa, me juzga, lista para apartarme si no soy digna.
Soraya
— Tengo ganas de ver si te mantienes en pie, Reina. Porque aquí, la debilidad no existe. Y tú llevarás a nuestros herederos. Lo quieras o no.
La miro, con la respiración entrecortada. Y por primera vez, siento el verdadero peso de este lazo. No es solo un juego carnal. Es una maldición. Una familia. Una manada.
Ivy (voz temblorosa pero firme)
— Me mantendré en pie, Soraya… No tengo más opción.
Una sonrisa feroz se dibuja en sus labios. Se inclina y me besa en la frente como se marca a una presa.
Soraya
— Bienvenida a la manada, Ivy… Ahora, veremos de qué eres capaz.
Ella se levanta, me da la espalda y se va con un paso ágil, como una bestia satisfecha… por ahora.
Me quedo allí, jadeante, atrapada entre el deseo y el miedo. Y en sus miradas… entiendo que están orgullosos de mí.
Ivy
El amanecer lame las enormes ventanas de la mansión, acaricia las paredes de piedra negra y se detiene e