Sebastian volvió a levantar la mirada con el ceño fruncido, había visto a la joven que postulaba para su secretaria por las cámaras, pero algo no estaba bien, ella parecía diferente ese día, se veía extraña.
Luego movió la cabeza tratando de no pensar y volvió a bajar la mirada hacia los documentos que ella llevó, en el momento que su teléfono personal timbró.
Melisa salió de la oficina como un misil humano, lo más rápido que pudo. Regresó a su cubículo y se dejó caer en la silla, tapándose el rostro con las manos.
-- Ok… estoy segura de ese hombre sospecha de mí. Seguro me va a despedir. O peor… quizás como esas novelas en línea, me va a pedir una relación formal para evitar habladurías, tendré que casarme con él y tener cinco hijos con alguien que ni se acordaba de mi cara – se quejó en voz baja.
-- ¿Está todo bien? – le preguntó una de las chicas que estaba cerca de ella.
-- Perfectamente. Solo estaba considerando convertirme en monja – bromeo.
El resto del día se la pasó evitando a Sebastian como si tuviera la peste. Cuando él salía al pasillo, ella se metía al baño. Si él iba a la sala de juntas, ella bajaba a la cafetería. Cada movimiento suyo estaba estratégicamente planeado con el objetivo de NO cruzar palabras más allá de lo laboral con su jefe.
Incluso diseñó una tabla en Excel llamada “Tabla para evitar a Sebastian”… con colores de alerta, tiempos estimados de paso, y posibles rutas de escape. Parecía broma, pero le estaba funcionando. Al menos asi fue durante la semana, hasta el jueves por la mañana donde recibió un mensaje de parte de la dirección.
Melisa lo abrió con manos temblorosas, moría de miedo de encontrar su carta de despido ahí, pero al abrirlo se encontró con un mensaje que no esperaba:
** Reunión urgente. Oficina del CEO. 5:30 p. m. **
El mensaje no estaba claro, muchas veces en el transcurso del mes y medio que tenía trabajando ahí, la habían llamado para reunirse con el jefe, el problema era que nunca después de haber pasado una noche de pasión con él.
Las chicas la miraban de reojo, ninguna de ellas recibió notificación alguna, algo extraño, pues las tres estaban luchando por el mismo puesto. Las que no fueran elegidas serían reubicadas en otro lugar.
De pronto una nueva notificación ingreso a su buzón.
** Señorita Hart, el señor Novak necesita hablar con usted. Tema confidencial, no debe hablar sobre la reunión. No tomará mucho tiempo. D.D **
Daniel Duarte el asistente de Sebastian había enviado el segundo mensaje. Melisa no podía hablar sobre él, asi que no podía saber si alguna de las chicas también estaría presente.
El reloj marcaba las 5:10 de la tarde, faltaban solo veinte minutos para la reunión. Melisa estaba nerviosa, ansiosa, no sabía que hacer. De pronto su teléfono comenzó a vibrar, miró la pantalla, pero era un numero desconocido.
No iba a responder una llamada asi, asi que decidió ignorarla, pero segundo después su teléfono nuevamente volvió a vibrar. Levantó la mirada y otro número desconocido, sonrío sarcástica al pensar que alguien se estaba burlando de ella.
-- Deben saberlo todo – murmuró cuando una tercera llamada ingreso a su celular.
-- ¡Oh vamos! Esto es realmente una plaga – pero antes de que deje el teléfono en la mesita un mensaje ingresó
** Mel, soy Fran. Necesito verte. Es urgente. Estoy abajo, en el lobby. Por favor **
-- ¿Francisco? No puede ser – pero asi era, Francisco su ex… su maldito ex, al enterarse que había sido bloqueado, en lugar de quedarse tranquilo y disfrutar lo que tenía, quiso buscarla y aclarar la situación.
Melisa sintió un calor que le subía por el cuello, recordando la imagen que apareció en tremenda pantalla.
-- Justo ahora no, por dios… justo ahora no – se repetía una y otra vez. Pero algo dentro de ella, probablemente su yo vengativa, dijo baja.
Y bajó. Al abrirse las puertas del ascensor lo vio. Francisco, con su típico look de “soy inocente, aunque la realidad diga lo contrario”, camisa blanca ligeramente abierta, pantalón oscuro que no sabía usar, y esa barba de dos días que antes le parecía sexy y ahora le daba alergia visual.
-- Mel – le dijo al verla acercarse, su rostro mostraba una mezcla de arrepentimiento y alivio al verla ahí.
-- ¿Qué haces aquí? – le preguntó cruzándose de brazos, no pensaba decir nada más ahí, su puesto no era seguro y no quería un motivo más para su despido.
-- Tenía que verte. Necesito hablar contigo, aclarar todo lo que pasó. Intenté llamarte, pero estoy bloqueado. No podemos dejarlo así.–
-- ¿Así cómo? ¿Como cuando te metiste en la cama con mi “mejor amiga”? – la cara de Francisco se descompuso.
-- No es lo que piensas… yo, nosotros… – Melisa lanzo una carcajada sin emoción, luego miró a ambos lados, se había prometido no hablar, pero al tenerlo ahí, frente a ella y tan fresco no pudo contenerse –
-- ¿Y qué es lo que pienso, Francisco? Ilústrame. Porque la imagen era bastante clara en la pantalla. Dos cuerpos, una cama, un beso y una sonrisa. Esa sonrisa de satisfacción que no creo haberte visto antes, no seas tan descarado hombre, el mensaje estaba claro para mi… “te jodi” – Francisco dio un paso hacia ella.
-- Todo fue un error. Las cosas no pasaron como se pintan, no como tú crees. Ella… ella estaba mal. Y yo también… --
-- ¿Tú también qué por favor? ¿Ahora me dirás que estabas tan triste que se te cayó la ropa y tu pene cayó accidentalmente dentro de la flor de alguien… de mi mejor amiga? –
-- ¡Melisa! –
-- ¡No levantes la voz! Respeta mi lugar de trabajo – le dijo, y varios ojos en el lobby se volvieron hacia ellos, Melisa observo el reloj, no tenia mucho tiempo para su reunión con el jefe, y ese mujeriego idiota la estaba deteniendo.
-- Solo quiero que sepas que estoy arrepentido, no tienes idea de cuanto sufro por eso –dijo él bajando su voz.
-- ¡Ja! –
-- Es verdad Meli, no sabía cómo decírtelo. No quería herirte… --
-- ¡Pues te quedó perfecto! – ironizó.
-- Lo hiciste tan bien que hasta se hizo público. ¿fuiste tu quien envío esa imagen, porque, si fue asi, no pensé que cayeras tan bajo – su ex abrió la boca para responder, pero otro personaje apareció en escena.
-- Mel, cariño… no seas tan dramática. No te queda – Melisa no necesito girar para saber quién había llegado, pero debía hacerlo por educación.
Y tal como lo esperaba, ahí estaba Sofia su ahora ex mejor amiga.Con su vestido ajustado, su sonrisa venenosa y ese perfume caro que siempre usaba como si pudiera esconder la podredumbre que tenía en su interior.-- ¿Dramática? – repitió Melisa furiosa.-- ¿Tú me estás llamando dramática? –-- Vamos mujer fue solo sexo, no matamos a nadie que yo sepa ¿o sí? – dijo Sofia con indiferencia, aunque abrió los ojos asombrada al ver en cambio en su rostro, Melisa siempre perfecta, bella y adorable esta vez estaba con unos lentes que recordaba Sofia haberlos utilizado para un fiesta de disfraces en el departamento de Melisa, pensando que quizás la había tumbado más de lo que imaginaba, sintiéndose triunfadora, al menos esta vez.Por el contrario, Melisa sin darse cuenta de su nuevo look quería gritar que era a ella a quien habían matado en su interior, pero no lo hizo, debía mantener la compostura si aún esperaba que la contraten de manera permanente.-- ¿De verdad vas a hacer una telenovela
Melisa se arregló la blusa por segunda vez mientras caminaba por el largo pasillo. Se sentía ansiosa, estaba segura de que si miraba su rostro en un espejo en ese momento su reflejo le devolvería una mirada de nerviosismo puro. Respiró hondo preguntándose, ¿Cómo era posible que alguien que había enfrentado a su ex prometido y a su ex mejor amiga minutos antes, ahora se sintiera así de vulnerable por una reunión laboral? Pero la respuesta estaba clara.No era solo una reunión laboral, y no era con su jefe con quien se juntaría en segundos, era “la Reunión” con el hombre con quien pasó una noche de “sexo alocado y salvaje” en la oscuridad de una habitación de hotel…Sebastian había subido minutos antes, estaba agitado por caminar rápidamente, pero aspiró una buena cantidad de aire antes de que ella ingresara, como un novato inexperto el presidente de las empresas Novak no sabía qué hacer.-- Melisa puedes pasar el señor Novak te ha estado esperando – le dice Daniel el asistente personal
Melisa se vio obligada a sonreír con profesionalismo, no le estaba resultando su plan sobre desviar la comunicación.-- Asi es señor Novak, solo fue una noche larga de celebración –-- ¿Y no hay… nada más que quiera contarme? Digo sobre esa noche. ¿te pasó algo interesante? –Melisa abrió los ojos sorprendida, luego bajo la vista. Sabía que estaba caminando sobre cristales ¿Qué tan claro lo tenía todo? ¿La había reconocido o no? Y ahora ¿Solo la estaba tanteando? No podía estar segura de nada, así que decidió arriesgarse.-- No comprendo a que se refiere señor. No entiendo a donde quiere llegar, podría ser más claro –Tenerlo tan cerca la estaba poniendo nerviosa. Sebastian lo notó y se puso de pie. Caminó nuevamente hacia la ventana y dijo algo que la dejó sin aliento.-- ¿Crees en las casualidades, Melisa? – ella trago secó, claro de creía en ellas, si no, nunca le hubiera pasado lo que le pasó.-- Depende de que casualidades señor – se hizo la loca.-- De esas que hacen que termines
Melisa sintió que el suelo desaparecía debajo de ella, el golpe fue directo. Ella sintió como la vergüenza subía desde la boca del estomago hasta la punta de sus orejas, las que comenzaban a ponerse coloradas. Él había dicho aquello de una manera tan directa, tan real, sin anestesia.-- ¿Entonces… lo supiste todo este tiempo? – él asintió y luego negó.-- Algo asi –-- Yo... lo que ocurrió fue un error – murmuró, sus manos pasaron de su rostro hacia su pijama, torciendo los dedos en ella. – Yo estaba... estaba confundida… en realidad no sabía lo que hacía, lo siento… –Sebastián Novak tenía fama de ser un hombre que lo controlaba todo: sus negocios, su empresa, su imagen… incluso sus emociones. Pero en ese instante, con Melisa debajo de él, con su cuerpo latiendo tan cerca, su pijama desordenado, el cabello revuelto sobre su almohada, y sus labios entreabiertos por la tensión, todo su control se tambaleó. Melisa lo provocaba solo con su mirada, con sus labios… sus ojos… toda ella.No
Al día siguiente,MelisaDesperté muy temprano con la luz entrando tímida por las rendijas de las cortinas, observe mi teléfono y todavía faltaban muchos minutos para que mi despertador haga su trabajo, pero asi fue mejor. Tardé unos segundos en recordar dónde estaba, por qué estaba aquí… y lo más importante con quién.Gire lentamente y ahí estaba él. El presidente de la empresa Novak dormía acompasadamente sobre el sofá que estaba junto a la ventana, verlo ahí tan incomodo hizo que una sonrisa pequeña, privada, casi culpable se deslizara por mis labios. A pesar de todo lo que había pasado la noche anterior, del roce incómodo de la verdad, del fuego que se había encendido entre nosotros cuando su cuerpo estuvo sobre el mío... él había elegido no cruzar la línea. Y eso, viniendo de un hombre que podría tener a quien quisiera, era… inesperadamente tierno y yo no podía decir si estaba agradecida o desilusionada.Me senté en la cama y pude ver mi aspecto, el pijama no era nada provocativo,
Mariel con una ceja levantada observaba el comportamiento de Sebastian, algo dentro de ella se activó. Hace una década que está detrás de ese hombre, en su vida se había propuesto ser la esposa del Presidente Novak, pero las cosas nunca salían como quería. Cada vez que se enteraba de que él asistiría a una evento lejos de la ciudad ella se las arreglaba para asistir también, sin embargo, su fiel asistente Daniel siempre se había encargado de alejarla, esta vez ella notó que Daniel no estaba allí, viendo la posibilidad de que su esperado plan por fin de frutos.-- Sebas, sabes que estoy con el equipo de inversiones de la Corporación Zafiro – le dijo, y tomó su brazo apoyándose con familiaridad sobre él. -- Me encantaría ponernos al día. ¿Tienes un momento para mí? – su voz melosa comenzaba a molestar al jefe, la forma como lo llamó también, los únicos que podían llamarlo así eran sus abuelos, y no lo hacían nunca porque sabían que a él le molestaba demasiado.De pronto Sebastian giró h
Melisa parpadeo sin responder, luego lentamente, acercó su mano a la de él, entrelazando los dedos sin más palabras.-- ¿Sabías que él estaría aquí? – le preguntó el presidente sin mirar en su dirección.Ella negó.-- Y no está solo –-- Me lo imaginé –-- No quiero huir, pero tampoco quiero fingir que no me afecta. Así que... quiero lucir feliz, fuerte. Que se ahoguen con su culpa. Si es que tienen alguna –Sebastián apretó un poco más su mano, sin dejar de mirarla.-- Entonces anzuelo, vamos a darles un espectáculo – le dijo y la acercó a él. La jornada del día terminó con una fiesta cocktail en la noche, ninguno de los dos quería asistir, pero debían hacerlo si querían dejar clara su posición.Como en el itinerario que le envío Daniel aparecían todos los eventos, Melisa llevó vestimenta para cada ocasión, sin embargo, al querer pasar desapercibida de su jefe, colocó en su maleta trajes pasados de moda, nada que pudiera mostrar su verdadera belleza y cuando Sebastian observó sus vest
Melisa estaba a punto de destruirla, mencionar que estaba ahí como amante sería suficiente, pero sintió la presión en la mano de Sebastian, podía oír su mente en ese momento… “Espera un poco más cariño” y eso mismo fue lo que hizo, esperar un poco más, porque mientras más alto se sintiera su ex amiga, más dura iba a ser la caída…-- Asi es, Sofía. Ya no tengo la daga en la espalda. Eso aligera mucho el peso ¿no piensas igual? – Sofia rodo los ojos, en ese momento nada de lo que dijera Melisa le importaba. Sentirse ganadora por una vez en su vida era lo mejor.-- Siempre tan dramática – le respondió fingiendo un bostezo.-- Y tú siempre tan... tan superficial – Sofía ladeó la cabeza, mirando a Sebastián con atención.-- ¿Y tú quién eres…? acaso te conseguiste alguien que te ayude a olvidar? – se burló Sofia, Sebastian no iba a revelar su identidad, eso se lo dejaría a Melisa.-- ¿Y si asi fuera qué? – respondió,-- No puedo creer que seas alguien tan patético… dios los crea y ustedes se