Capitulo 15. La tercera noche... y el juego sin reglas
El desayuno fue un campo minado de silencios que gritaban.
Melisa, con el cabello recogido en una coleta alta y un vestido blanco que dejaba al descubierto los hombros, parecía más peligrosa que nunca. El tipo de mujer que entra a un lugar y cambia la temperatura solo con caminar. Sebastián no podía dejar de mirarla. No después de lo que pasó la noche anterior. No después de haberla tenido rendida bajo su cuerpo, gritándole que no se detuviera.
Pero ella actuaba con una calma que lo volvía loco. Sonreía con educación a los demás asistentes, bromeaba con algunos ejecutivos del grupo, y ni siquiera pestañeaba cuando le ofrecían café o un trozo de pastel. A Sebastián le ardían las manos por tocarla, pero la muy bruja no se lo estaba haciendo fácil.
Y sin querer él estaba comenzando a disfrutarlo.
-- ¿Dormiste bien? – le susurró al oído cuando estuvieron lo suficientemente lejos del resto.
-- ¿Tú qué crees, Novak? Estaba sobre ti, creo que el descanso fue... profundo —respondió ella sin m