El silencio entre ellos era fuego y los abuelos lo habían notado, sin embargo, ninguno de los dos se atrevía a prender la mecha.

-- Bastián está en mi habitación – dijo Melisa señalando la puerta que conectaba ambos lugares.

Don Santiago suspira, había tenido la esperanza de que ese par no utilice la habitación de al lado, pero parecía que las cosas no serían tan fáciles como lo habían pensado.

Los ancianos no queriéndose meter más en la vida de la pareja abrieron la puerta que dividía ambas habitaciones y fueron por el pequeño niño. Bastián todavía dormido, acepto con agrado los brazos de su bisabuelo, los ancianos salieron de allí, llevándose al niño. Al cerra doña Cata cerró la puerta detrás de ella. esperaba que esa discusión terminara en la cama... ¿Quién sabe, quizás nos vuelven a hacer bisabuelos de una niña esta vez? Pensaba en su mente mientras le colocaba el cerrojo a la puerta.

-- ¿Qué haces mujer? – le pregunta el anciano al caminar.

-- Solo intento darles un empujoncito, n