Capítulo 40. Estoy terminando lo que empecé...
Los días pasaban, pero para Melisa se sentían como arenas movedizas. Cada paso que daba para preparar su salida la arrastraba más hondo en el remolino emocional que no sabía cómo enfrentar. El peso del secreto, el miedo a Sebastián, el asco hacia Mariel, la presión de Francisco… y por encima de todo, la vida creciendo dentro de ella, pequeña, invisible, pero lo suficientemente fuerte como para alterar cada decisión, cada suspiro.
Había fingido volver a la oficina como una forma de camuflar su plan. Necesitaba tiempo, necesitaba acceso a una red estable, impresora, papel, y la apariencia de normalidad. Su renuncia no podía ser repentina, tenía que parecer legítima. Legal. Discreta. Para eso necesitaba cuidar cada paso.
En su computador, la pestaña de “viajes” ya había sido cerrada. Pero en una carpeta oculta con nombre inofensivo —“Reporte Clientes 2022”—, guardaba su pasaje impreso. Vuelo a Ciudad de México, escala en Bogotá. Salida: 6:45 a.m., sábado.
Era martes.
Cuatro días.
Cuatro