Lancé un enorme grito al ver cómo la sangre escapaba. Era tan frágil aquella criatura que Mordor la asesinó de un solo golpe, sin pensárselo, sin el más mínimo esfuerzo. Una vez el cuerpo de la cabrita cayó unos metros más allá, explotó una enorme y violenta energía. Nos lanzó a todos hacia atrás; incluso el mismísimo Mordor fue sacudido y golpeado contra la pared.
El vampiro que estaba detrás de mí ayudó a amortiguar mi golpe con una explosión similar a la que había sucedido la vez anterior, cuando la cabrita había borrado la tormenta de gran parte del valle. Una explosión que sacudió toda la montaña. Pude sentir cómo toda la grieta tembló, y tuve miedo de que en cualquier momento la montaña pudiera derrumbarse sobre nosotros.
La conmoción de la explosión pasó un segundo después, y entonces pude sentirlo. A pesar de que me lo imaginaba, había regresado mi conexión con la tormenta. Era inevitable, y pude sentir dolorosamente cómo desaparecía. Pero no lo hacía lentamente, no era algo a