159.
Perdí la conexión con la cabra un rato después. Podía seguirla sintiendo, así como cuando la sentí desde la montaña del aquelarre. Podía sentirlo, lejana, pero no sentía que ya me buscara. Se había alejado.
Retrocedí y me recosté en el fondo de la celda. Con mis poderes, podría abrir las rejas en cualquier momento. Podía crear un cuchillo que traspasara los barrotes como si fueran mantequilla, o, con mi hielo, podía crear una llave que abriera la puerta.
Pero ¿a dónde iría? Tendría que abrir un enorme túnel a través de la montaña y, aun así, me toparía con el velo. Con el velo que había creado mi propia magia… y no sería capaz de atravesarlo. De todas formas, estaba atrapada.
Y no sabía si Estefanía le había contado a Mordor que ya habían regresado mis poderes. Tal vez sí. La quería y la extrañaba, y se portaba como cuando era humana, pero yo sabía que había pasado mucho tiempo con aquella criatura. Tal vez la habían envenenado en mi contra. Tal vez había revelado la verdadera natural