-Buenos días mi amor-
El magnate besó la frente de su amada con delicadeza, y miró embelesado lo hermosa que era por la mañana.
Sus rizos estaban revueltos alrededor de su rostro y sobre la almohada, como si fueran un marco dorado para la hermosa obra de arte que eran sus facciones.
Sofía abrió sus grandes ojos avellana que hicieron derretir a Lucas.
-Buenos días- exclamó con la voz ronca- No me mires tan de cerca, recién me despierto- dijo con pereza, poniendo su mano sobre la cara del joven.
Lucas quitó la mano de Sofía y la miró sonriente.
-Pero si eres hermosa, así babeando y roncando.
-Basta- protestó cubriéndose con la sábana- No quiero levantarme nunca más.
-Entonces quédate en cama mi amor, el hombre de la casa va a ir a traer el pan-
-Ay cállate- exclamó con fastidio, arrojándole una almohada.
Lucas le tiró otra almohada y empezaron una suave pelea.
-Bueno basta- se detuvo el magnate, abrazando por detrás a su amada, inmovilizándola- Que no quiero lastimar a nuestro bebé- sus