Capítulo 3 - Hija del error

Al pie de las escaleras vio como la esperaban sus maletas. El chofer, con el rostro inexpresivo, evitaba mirarla a los ojos y al mirar atrás pudo ver a sus padres observándola desde el marco de la puerta como si quisieran asegurarse de que ella saliera de la propiedad sin problemas.

De pronto nota a su padre que baja las escaleras detrás de ella. – Solo puedes llevarte lo que te pertenece- le dijo mientras extendía un sobre blanco hacia ella. Dentro había un cheque de unas pocas cifras.

– Para que te sostengas por unos días. Todo lo demás le pertenece a nuestra verdadera hija.

Ivana tragó el dolor de ese acto, de esas palabras tan crueles y frías, de las personas que había considerado sus padres por 25 años. Tomó el sobre y salió con todo el orgullo que podía tener dentro de su nueva circunstancia.

Ya no era una Lauren y el mundo se lo recordó al ver su teléfono con cientos de notificaciones.

“Plantada en el altar: El mayor escándalo de la temporada”

“La hija equivocada”

“Un error descubierto: Ivana nunca fue una Lauren”

Los titulares estaban por todos lados, en los periódicos, las revistas, las redes sociales y lo peor no eran las noticias, eran los comentarios.

“Con razon era tan diferente”

“Tantas ínfulas cuando en realidad no era nadie”

“Una impostora menos”

Removida y bloqueada de todos los grupos de sus amigas. Ya no le quedaba nada de lo que había conocido durante toda su vida. Ni amistades, ni familia, ni estatus. Se dirigió al único lugar que le quedaba y que era solo suyo. Un pequeño apartamento en el centro que había comprado para tener sus escapadas en secreto con Eliot.

De pronto mientras se encontraba en el sofá recreando todo lo que había pasado ese día, escuchó unas llaves y la cerradura de la puerta girando cosa que la sobresaltó. Antes, ese sonido la emocionaba, ahora no sabía qué esperar o qué sentir. De pronto apareció Eliot, seguro e impecable, con una mirada fría que le helo la sangre.

– Vaya, aún funciona mi llave. - comento con una sonrisa burlona mientras entraba al apartamento sin invitación. – Pensé que ya habías cambiado la cerradura.

Ivana se levantó furiosa – ¿Qué haces aquí?

— No vine a presenciar una escena dramatica. -Dijo él mientras pasaba a su lado como si ella fuese un mueble más. – Solo vine a recoger mis cosas. Tengo un viaje a París mañana y no quiero dejar nada valioso en este… lugar. Dijo con desprecio.

Ella no podía creer lo que decía. Antes para él, ese lugar era perfecto, su nido de amor y era suficiente por que se tenían el uno al otro. Ahora era solo “este… lugar”.

–¿Tus cosas? ¿Eso es lo único que vas a decir después de dejarme plantada en el altar?

Eliot se detuvo y la miró por primera vez, pero sin rastro de emoción.

– Ivana, no seas ingenua. Sabías desde el principio que esto era un negocio. Tú tenias el apellido, yo tenia el dinero. Ahora ya no eres una Lauren.. No me sirves.

– ¿Y todos nuestros años juntos? ¿Y el amor que me decias tener? - grito ella histérica mientras avanzaba hacia él. – yo pensé que realmente me amabas, que ibas a casarte conmigo y tendríamos una vida juntos.

– ¿Amor? Ese es un lujo que personas como nosotros… perdón… personas como yo con una posición social aventajada no podemos darnos.

– ¿Y yo que? - preguntó Ivana dejándole ver lo destrozada y vulnerable que se encontraba.

– ¿Tú? Tú ya no eres nadie. Le dijo mientras recogía el reloj de oro de la mesita y lo guardaba en el bolsillo.

– Te deseo suerte. Aunque dudo que la tengas, ahora estás completamente sola.

Entonces salió sin mirar atrás, dejando la puerta abierta, como si ya no importara nada de lo que quedaba dentro.

Ivana quedó en medio de la sala muda ante las palabras tan crueles de la persona con la que hasta hace unas horas iba a compartir el resto de su vida.

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