El eco del timbre retumbó en el pequeño apartamento. Ivana, aun con el corazón acelerado por el mensaje de Dante, abrió la puerta con cautela. Él estaba allí, Dante. Más alto y con una presencia más oscura de lo que recordaba. Su traje impecable parecía fuera de lugar en su humilde apartamento. Sus ojos, profundos y calculadores, la recorrieron de arriba abajo con una lentitud deliberada que la hizo sentirse completamente expuesta, aun con el vestido desecho y el maquillaje corrido. – Qué rápido caen los ídolos de oro ¿verdad, Ivana? Su voz era un susurro grave y seductor, cargado de una ironía que le erizo la piel.Sin esperar una invitación, Dante traspasó el umbral, obligándola a retroceder. Cerró la puerta lentamente detrás de él y el clic de la cerradura sonó como un punto final a su vida anterior. – ¿Qué quieres? - logró decir, tratando de que su voz no delatara el temblor que sentía por dentro. En lugar de responder, Dante avanzó otro paso, reduciendo la distancia entre ell
Ler mais