32. Pov Niki
Luego de chequear que Anne estuviera bien, fui a mi habitación con rapidez.
Llegué con el corazón latiéndome en la garganta, como si hubiera corrido una carrera. Cerré la puerta tras de mí y apoyé la espalda contra ella, respirando hondo, intentando convencerme de que lo que había pasado en la cocina no podía volver a repetirse. No podía. Dan era… el niñero, sí, pero también era mucho más. Y yo, yo tenía que mantener cierta cordura, un orden… aunque mi cuerpo me gritara otra cosa.
Me apoyé contra la pared, los brazos cruzados sobre el pecho, y me pregunté cómo era posible que un solo beso pudiera dejarme tan alterada. Las mejillas me ardían todavía, la boca sentía el calor de sus labios, y mi respiración se aceleraba cada vez que recordaba cómo me había abrazado mientras sostenía a Anne. No podía… no debía…
Pero, ¿cómo negar que había algo allí, algo que me descolocaba por completo? Intenté alejar esos pensamientos y concentrarme en Anne, en su risa, en su manera de balbucear mientras