Capítulo 36. La Farsa en la Primera Plana.
La brisa fresca de la madrugada en Santorini no era suficiente para disipar el calor que todavía desprendía la cama.
Maya abrió los ojos: la suave luz del amanecer se filtraba a través del dosel e iluminaba la suite al aire libre. Las sábanas de seda estaban desarregladas, como testimonio silencioso de la pasión que los había consumido la noche anterior.
Sentía como si su cuerpo no le perteneciera. Cada músculo le dolía de una forma deliciosa, pero su corazón era un caos.
Se giró para mirar a Elliot, que ya estaba despierto y sentado en el borde de la cama mirando el mar. Tenía un perfil perfecto, como una obra de arte. De nuevo, la invadió la furia del día anterior.
Se había salido con la suya. La había provocado y seducido de nuevo, sabiendo que no podría resistirse. Y ahí estaban, interpretando una farsa que parecía más real que nunca, en un silencio incómodo.
Elliot se giró y sus ojos esmeraldas se encontraron con los de ella. No había burla ni arrogancia. Solo una especie de calm