Capítulo 35. El Desafío de la Distancia.
Para Maya, el día era tan gris como el cielo de Los Ángeles en invierno. Se levantó de la enorme cama de la suite que compartía con Elliot, decidida.
La rabia del día anterior se había transformado en una coraza. El dolor de cabeza ya no era fingido, sino real. Pero no iba a dejar que se notara.
Mientras Elliot dormía plácidamente, Maya se vistió con la ropa que llevaba el día anterior. No se maquilló y se recogió el pelo en una coleta alta, dejando ver la seriedad de su rostro.
Se miró en el espejo: la mujer que la miraba no era la «amante complaciente» de la noche anterior ni la «chica con suerte» que veía el mundo. Era una esposa falsa y una productora profesional.
En el set de grabación, el ambiente era electrizante. El equipo estaba entusiasmado con las primeras tomas. Elliot, con su carisma habitual, bromeaba con los técnicos.
Pero Maya no prestaba atención a Elliot. Se concentró en su trabajo: revisó el plan de rodaje, habló con Bruno sobre los ángulos de la cámara y dio indica