Capítulo 37. El Examen de Amor.
El teléfono de Elliot cayó y se estrelló contra la mesilla. El silencio que se instaló en la suite era más ensordecedor que cualquier grito.
Maya lo miró, el pánico se reflejaba en sus ojos. La abuela Elena no solo había llamado, sino que también había activado la alerta roja. El padre de Elliot, Richard Vance, venía de camino.
—Se acabó —murmuró Maya, sintiendo que el aire se le escapaba de los pulmones. —Nos va a descubrir. Se acabó el juego, Elliot.
Elliot se pasó una mano por el cabello; su habitual arrogancia se había esfumado por completo. Solo quedaba la imagen de un hombre acorralado.
—No, no se acabó —dijo Elliot, su voz era un susurro ronco. —Es un problema. Pero no el final.
—¿Qué quieres decir con que no es el final? ¡El hombre es tu padre, lo sabe todo! —exclamó Maya, levantándose de la cama; su cuerpo desnudo temblaba.
—Lo sé —respondió Elliot. —Lo sé mejor que nadie. Es por eso por lo que no podemos huir. Si huimos, la abuela se enfadará y papá descubrirá la verdad. Ten