Archie no se puede controlar, su cólera lo domina con unos celos enfermizos, pero las ganas que tiene de besarla son jodidamente incontrolables. Mira sus labios y luego aquel color de ojos que son como si le lanzaran un hechizo; lo tiene atrapado. Vuelve a bajar su mirada a los labios de Kiara y la pobre chica está que se muere de la tentación al tenerlo a escasos centímetros. El pecho de Kiara sube y baja porque su respiración está agitada.
—¿Por qué tu cuerpo me dice otra cosa? No te quieres ir de mi lado —dice Archie.
—Señor… no hagas las cosas más difíciles… usted es difícil de entender —le responde Kiara mientras lo mira los labios, los cuales se ponen entreabiertos porque necesitan recibir atención.
—Reconozco que… —dice Archie, para él es sumamente difícil abrir su corazón a una mujer.
—¿Reconoce… qué? —Kiara está ansiosa; ella es tan buena que si en este momento reconoce que se equivocó, lo perdonará.
Archie cierra los ojos por un segundo; es indignante que se le haga