24.
SOPHIE
No puedo dormir.
No importa cuántas veces cambie de posición, ni cuántas veces acomode la almohada, ni cuántas veces cierre los ojos con fuerza como si pudiera obligar a mi cerebro a callarse. No funciona. La habitación está demasiado silenciosa y, al mismo tiempo, mi mente hace un ruido insoportable. Me doy vuelta y miro la hora en el teléfono: 02:47. Siento un suspiro escaparse de mis labios, uno largo, cansado, que parece arrastrar todo el peso del día.
Debería estar durmiendo.
Debería estar descansando porque mañana hay otro día en el tribunal, más declaraciones, más prensa, más tensión en el aire.
Debería estar enfocándome en eso.
En el juicio.
En lo importante.
Pero no.
Estoy pensando en Christopher. Otra vez.
En la forma en que me miró esta tarde fuera del tribunal, cuando sentí a los reporteros acercarse como depredadores y él se colocó frente a mí sin pensarlo, como si su cuerpo todavía recordara de forma instintiva cómo protegerme. En el modo en que me tomó del brazo