10.
CHRIS
Desperté antes de que sonara el despertador, como si algo invisible me hubiera empujado fuera del sueño, como si mi cuerpo supiera que no había espacio para la calma incluso antes de que mi mente lo entendiera. La habitación estaba en penumbra, teñida por una luz gris que se colaba entre las cortinas mal cerradas, y el mundo todavía parecía detener su respiración, suspendido en ese momento frágil en el que la noche aún no se marcha del todo pero el día insiste en llegar.
Durante unos segundos no supe dónde estaba. Esa sensación me acompaña desde hace años: esa breve desorientación que no es del todo confusión, sino más bien un eco. El cuerpo vuelve primero, la memoria después. El colchón bajo mi espalda, el olor neutro de las sábanas, el sonido lejano de un auto cruzando una calle. Todo regresó lentamente, como una reconstrucción cuidadosa de una vida que siempre parece estar a punto de desmoronarse.
Respiré hondo, o al menos lo intenté. El aire entró, pero no del todo. S