Antes del que tan esperado tiemble sonará alguien se acerca a mí, luce como si quisiera decirme algo pero no logrará hacerlo.
—¿Hola?. Le animo con un saludo, porque no creo conocerlo y realmente parece querer decirme algo.
—Hola, sé que no nos hablamos— se restriega las manos al hablar y baja la mirada con nerviosismo —Pero estamos organizando una fiesta, no es algo tan cool como otras a las que… quizá has ido, pero queremos que vayas.
Eso de queremos me toma desprevenida, porque nadie me invita a sus fiestas, o por lo menos no antes. Algo está cambiando definitivamente.
—Soy Jorge, por cierto.
—Gracias Jorge.
Extiendo mi mano en agradecimiento, sus ojos brillaban, me da ternura el esfuerzo que hizo para invitarme. Claro que iré.
(…)
Llego a la fiesta sin muchas expectativas, solo porque el chico me insiste tanto que no puedo rechazar la invitación, aunque ni siquiera sé quién es. No es mi tipo de lugar, pero no puedo negar que la idea de ir sola me da una extraña sensación de libe