-Entonces, ¿Qué te dijo?- Vanesa se tiró sobre la cama, no había necesidad de decir nombres, sabía de quien hablábamos. -Si... bueno, más bien, nada. Sus cejas se juntaron con duda, pero no me sentí capaz de decir de qué habíamos hablado, y que por muy extraño que sonara, me dio la ridícula sensación de que Santiago pretendió ser amable, bueno, solo por un segundo. -Decídete. -Es que solo lo vi un momento, nada que valga la pena recordar. -Bien, supongo que debe andar por allí perdido, con nuevas marcas de golpes y esas cosas, me pregunto en qué andará metido. -¿Golpes?- Mi pecho se aprieta y la decepción corre como un reguero por mi cuerpo. Él siempre fue impulsivo, de carácter fuerte, pero trataba de controlarse o por lo menos los años en que fuimos amigos, ahora que me odia parece haber encontrado un nuevo objetivo, buscar pelea con quién pueda. -¿Por qué, te interesa saber? Supongo que ha estado haciéndose de nuevo amigos, nunca se le ve solo, ahora. —¡No me int
Leer más