Santiago volvió a clases como si nada. Como si nunca me hubiera sonreído en La Mala, como si nunca me hubiera visto pelear y no hubiera sentido orgullo por mí. Como si todo lo que pasó aquella noche no hubiera significado un carajo.
Y la verdad, qué bien. Qué bien que siga siendo el mismo idiota de siempre, porque al menos ya sé a qué atenerme.
Pero claro, esto no significa que los demás también lo pasen por alto. Su regreso es el evento de la semana. Las chicas vuelven a girar la cabeza a su paso, los idiotas de su grupo le chocan el puño con la misma emoción de siempre y todo vuelve a girar en torno a él.
Bueno, casi todo.
JC ya no está en su bando.
Ese es el verdadero chisme.
JC Spencer, su mano derecha, su sombra, su hermano, ahora está de mi lado. No porque seamos mejores amigos, no porque crea que soy la mejor persona del mundo, sino porque, por alguna razón, decidió que no me dejaría sola.
Lo cual es útil cuando Tania decide que es hora de intentar arrastrarme de