Mis ojos arden,la luz que entra por la ventana es un maldito infierno. Mi boca sabe amarga y el dolor que recorre mi cuerpo aún no se ha ido. Trato de levantarme,pero al mismo tiempo mi cuerpo se tambalea,esto es una jodida locura. Ni siquiera puedo pensar bien,todo me está matando,y ni siquiera sé qué maldita hora es. Escucho un sonido fuera de mi habitación,unas risitas contenidas. Por instinto corro abajo,a buscar a Mia. Solo de pensar que la he dejado sola por estar metido en tanto lío me llega la culpa,pero me dentengo de golpe.
Mi pequeña hermana come un plato de comida que aún está caliente,puedo ver el vapor salir de él y a América a su lado acariciando su pequeño cabello,tratando de despejar su frente.
—Tienes que comer todo,las niñas bonitas comen bien y se mantiene peinadas y aseadas.
‘’Ni siquiera creo que Mía sepa lo que significa aseado,pero esa es América,siempre haciendo alarde de su vocabulario complejo. La niña solo asiente,como si lograra entender