Un coche está parado justo frente a mi casa,es inconfundible para mi. De el sale David,llevándose un cigarrillo a los labios y mirando distraídamente a ambos lados de la acera,viendo a través de sus lentes oscuros. Es innegable lo atractivo que es,con su 1.90 de estatura y sus cuerpo definido. Es un poco más robusto que Santiago,pero siempre he creído es un mejor tipo… hasta ahora.
Sus ojos se encuentran con los míos justo a tiempo,el autobús escolar está doblando la esquina,pero él es más rápido y cruza la calle corriendo para detenerme.
—•Por favor no te vayas,América.
Sus ojos lucen suplicantes,puedo verlos ahora tan cerca y hacen que mi cuerpo se sienta incómodo. Permanezco quieta,más por que no sé que debo responder,que por el hecho de que me lo haya pedido.
“No dejes que se acerque…
Es lo primero que llega a mi mete en esos momentos,las palabras de mi verdugo.
Un verdugo al que yo le he permitido serlo,alguien a quien yo le he dado el valor de pisotear mi dign