Manifiesto de la Maldición II
Golpeó la puerta al llegar y cruzó los brazos mientras esperaba. El silencio duró apenas dos segundos antes de que la voz profunda del Alfa respondiera desde adentro.
-Adelante.
Ashven abrió la puerta y entró sin más ceremonias. Lo primero que notó fue que Charlotte estaba allí, de pie frente al escritorio de Dima, con una expresión cansada pero firme. Su cabello —cambiado una vez más para la última misión— aún tenía sus mechones teñidos de castaño oscuro que delataban que hacía pocas horas estaba fuera.
Charlotte giró apenas la cabeza al escuchar la puerta y le sonrió a medias.
-Llegas tarde. -Le dijo con un tono ligero que no ocultaba del todo su agotamiento.
Dima los observó a ambos por encima de un montón de documentos sellados.
-Charlotte estaba terminando su informe.
Ashven arqueó una ceja.
-¿Otra misión tan pronto? -Charlotte suspiró y se cruzó de brazos.
-No puedo darme el lujo de descansar demasiado. Ya sabes cómo es… -Sus ojos bajaron un instant