Tomarlo con Calma III
El día siguió con la misma dinámica: él caminando rápido, ella quejándose para seguirle el paso. Ashven parecía moverse con la precisión de alguien que siempre tenía un propósito o algo que hacer, mientras que Ana sólo trataba de entender por qué debía acompañarlo a cada rincón de la fortaleza.
Cuando creyó que por fin regresarían a descansar, él cambió repentinamente de dirección hacia la salida norte.
-¿Y ahora? -preguntó Ana, jadeando por el esfuerzo. Ashven se ajustó el abrigo sobre los hombros y respondió sin siquiera mirarla.
-A cazar.
Ana se detuvo y lo miró incrédula, se puso los brazos en las caderas descansando.
-¿Cazar? ¿Yo?
-Tú dijiste que querías un trabajo. -Se volvió hacia ella con una media sonrisa que no presagiaba nada bueno. -Pues este es uno. -Ella bufó, tropezando un poco en la nieve.
-No sé si “matar animales” sea exactamente lo que tenía en mente.
-No te pedí que mataras nada, princesa. Solo que me sigas y no estorbes.
El tono fue seco, ca